Miércoles 2 de noviembre de 2022
¡Buenos días! Hemos comenzado un nuevo mes, el mes de noviembre. Este mes en la familia Sa-Fa es especial, porque lo dedicamos al H. Gabriel.
Proponemos como oración del
día de hoy el evangelio de ayer del domingo XXX del Tiempo Ordinario. Os
invitamos a leer el texto adaptado que os proponemos a continuación y que finalicemos nuestra oración viendo
el vídeo que podéis encontrar en el siguiente enlace:
Un día Jesús entró en la ciudad de
Jericó.
Uno de los hombres más ricos de la ciudad se llamaba Zaqueo. Todos lo despreciaban, porque se había hecho rico cobrando los impuestos y trabajando para los romanos, así que no tenía muchos amigos.
Cuando oyó que venía Jesús, Zaqueo quiso conocerle. Pero no conseguía llegar hasta él, porque era muy bajito y nadie le dejaba pasar. Entonces se subió a un árbol.
Al llegar Jesús, miró hacia arriba
y saludó a Zaqueo: «Hola amigo, baja de ahí, y si me invitas, hoy me quedaré en
tu casa». Zaqueo se quedó alucinado, y muy contento. Bajó y se fue corriendo a
prepararlo todo. Estaba emocionado porque Jesús no le hubiera rechazado. Había
gente que estaba enfadadísima porque Jesús hubiera elegido la casa de Zaqueo en
lugar de la de alguno de los que se consideraban cumplidores de la ley. Durante
la comida estuvieron charlando todo el tiempo. Jesús le hablaba de las cosas
que hablaba siempre: del amor, de las bienaventuranzas, de la justicia... Y al
escucharle, Zaqueo se puso en pie, y dijo: «Mira, Jesús, me has convencido. La
mitad de mis bienes se las daré a los pobres, y si he hecho daño a alguien, le
compensaré». Jesús le dijo: «Cuánto me alegro. Todos podemos cambiar. Yo he
venido a buscar a los que estaban perdidos».
Esto lo decía para que lo oyesen
los que estaban molestos porque hubiera ido a comer a casa de Zaqueo.
REFLEXIÓN
- Zaqueo no se sentía muy querido por sus vecinos. Sintió
mucha curiosidad cuando se enteró de que Jesús estaba en su ciudad. Jesús notó
al encontrarle, que algo no iba bien y que necesitaba ayuda.
- Jesús se ofrece a comer en su casa, aunque esto sentó muy
mal a los vecinos de Jericó. Jesús le mostró cariño a Zaqueo y eso le hizo
cambiar, sentirse más seguro de sí mismo y ayudar a los demás.
- Nosotros podemos contar también ahora en un momento de silencio,
aquello que nos preocupa, lo que necesitamos.
- Si queremos, podemos compartirlo en voz alta con nuestros
compañeros.
Terminamos este momento de oración rezando juntos
PADRENUESTRO…