Lunes 6 de marzo de 2023

 ¡Buenos días y feliz semana! Os invitamos a hacer la oración de esta mañana a través del evangelio de ayer domingo, La Transfiguración (cf. Mt. 17, 1-9). Os invitamos a verlo (o leerlo) con los alumnos en clase: 

 


 

Los amigos de Jesús se habían acostumbrado a verle siempre como uno de ellos. Dormían en los caminos, era un hombre humilde, y no tenía mucho dinero. Trabajaba mucho… Nadie hubiera dicho que era el Hijo de Dios. Pero un día juntó a sus mejores amigos, que eran Pedro, Santiago y Juan. Si os acordáis, eran los mismos que había encontrado un día en sus barcas, y se habían fiado de él. Los llevó a una montaña, y allí de golpe ellos le vieron de una manera especial. Parecía más fuerte, casi como que brillaba, y su cara reflejaba el brillo de Dios. Entonces Pedro, muy contento, dijo: “Esto está muy bien ¿Por qué no nos quedamos así para siempre?” Y hasta les pareció oír una voz, como el día del Bautismo, que decía: “Este es mi Hijo”. Pero entonces, Jesús volvió a parecer normal, y les dijo que tenían que volver. Porque el trabajo lo tenían que hacer como cada día, anunciando la palabra de Dios. Y que todavía no era el momento de contar todo lo que habían visto.

Terminamos nuestro momento de oración rezando todos juntos:


Jesús, enséñame a verte

en todo lo que miro:

en el día y la noche,

en lo feo y lo bonito,

en el mar y en el campo,

en el pobre y el rico,

en la risa y el llanto,

en el aire que respiro.

Enséñame a verte aunque estés escondido.

Enséñame a verte y a saberte… mi amigo.