Lunes 11 de marzo de 2024
¡Buenos días! Antes de comenzar la oración de la mañana, es buen momento para situarse en el medidor emocional... ¿Cómo te sientes hoy?
¡Buenos días! Proponemos hoy, como oración de esta mañana, una lectura adaptada del evangelio de ayer, IV domingo de cuaresma. Tiene mucho que ver con la lectura, la parábola de la luz bajo el celemín, que podemos ver en el siguiente enlace:
LECTURA: DIÁLOGO CON NICODEMO: (cf. Jn. 3, 14-21)
Había un judío muy poderoso llamado Nicodemo. Era algo así como un diputado de una asamblea judía que se llamaba Sanedrín y que gobernaba a los judíos. Muchos en el Sanedrín le tenían manía a Jesús, porque criticaba lo que hacían. Pero Nicodemo le apreciaba. Le gustaba aprender de Jesús. Así que iba a verle alguna vez, aunque iba de noche para que los demás no se enterasen y no le criticasen a él también. Una de esas noches Jesús le explicó algo muy importante. Los judíos pensaban que Dios solo quería castigar a los que no cumpliesen la ley. Pero Jesús le dijo a Nicodemo: lo que Dios quiere es que las personas se salven. Lo que quiere no es condenar a la gente, sino cuidarla para que encuentren el camino de la felicidad verdadera. Por eso me ha mandado al mundo, para que ponga luz. Porque hay mucha gente que anda como ciega, en tinieblas, sin entender en qué consiste hacer el bien, y en qué consiste el amor, y la felicidad. Por eso, yo soy la luz que tiene que brillar para que la gente entienda a Dios.
REFLEXIÓN
En esta historia, Jesús le habló a un hombre llamado
Nicodemo. Le contó que él es como una luz que viene a iluminar el camino para
que la gente encuentre la felicidad y el amor.
¿Sabes qué significa eso? Jesús quiere que todos vivamos
felices y amemos a los demás. Nosotros también podemos ser como luces
brillantes al hacer el bien y ser amables. ¿Cómo crees que podemos hacer
brillar nuestra luz?