Lunes 3 de marzo de 2025
¡Buenos días! Antes de comenzar la
oración de la mañana, es buen momento para situarse en el medidor emocional...
¿Cómo te sientes hoy?
Buenos días y feliz nueva semana. Vamos a comenzar hoy lunes con la oración basada en el evangelio de ayer, octavo domingo del tiempo ordinario, y lo hacemos con una adaptación del texto.
Otro día Jesús les contó varios de esos
cuentos que se llaman parábolas, y que
servían para que entendiesen bien las
cosas. Ese día les contó el del ciego, el del hombre sucio y el del árbol.
¿Sabes cuáles son? Esto es lo que les dijo: «Mirad, ¿os imagináis un ciego que
necesita la ayuda de alguien para llegar a otro sitio? Y, sin darse cuenta, le
pide ayuda a otro que también está ciego. Lo que les va a pasar es que van a
terminar los dos perdidos». Con eso les quería decir que, en la vida, todos
necesitamos aprender de algún maestro que sabe más que nosotros. Jesús también
se dio cuenta de que la gente muchas veces estaba sacándoles defectos a los
demás, y criticándose unos a otros. Por eso, también les enseñó diciéndoles:
«Oye, no os paséis todo el día mirando lo que hacen mal los demás para
criticarlos. Porque a veces lo que hay que mirar es lo que hace mal uno mismo,
para cambiarlo. Que, si no, nos va a pasar como a esos que están criticando que
el otro tiene una pequeña manchita en la ropa, y sin embargo ellos van sucios
del todo y ni se dan cuenta. Mejor sería que se lavasen, antes de criticar la
mancha del otro». Y terminó aquel día con otra enseñanza. Les dijo: «Todos
somos como árboles. Y damos frutos. Pero los árboles buenos dan frutos buenos,
y los malos dan frutos malos. Así que examina cuáles son los frutos que tú das
en la vida, y entonces sabrás cómo eres».
Con todas estas lecciones les hacía
pensar muchísimo, pero les venía muy bien.
REFLEXIÓN:
- A Jesús, no se le escapaba casi nada. Y por eso decía que nadie
ciego, que no vea bien las cosas, debe guiar a otros ciegos, porque todos se
caerán en el primer hoyo que se encuentren.
- ¿Cómo es posible que seamos capaces de ver una mancha pequeña en
la ropa de otros y no veamos la mancha grande que tenemos en nuestro vestido?
La respuesta es clara: porque nos miramos poco para ver nuestros defectos y
prestamos más atención a los de los demás. Lo mismo que cada árbol se conoce
por sus frutos, también las personas demuestran cómo son, por cómo se
comportan.
Pedimos a Jesús, saber ver nuestros errores para poder mejorar.
Rezamos juntos Padrenuestro…