Martes 11 de marzo de 202

 ¡Buenos días! Hoy proponemos comenzar nuestro momento de oración de la mañana con esta relajación. Mientras la hacemos, podemos poner música tranquila de fondo… 



Siéntate cómodamente… En una postura en la que puedas estar cómodo y sin mover otras partes de tu cuerpo. Respira profundamente, intentando que cada vez, tu respiración sea más tranquila… Cierra los ojos y concéntrate en tu respiración.

Imagina que estás en frente de tu casa. Fíjate en su fachada… Cuenta los pisos que tiene… Acércate al portal. Fíjate bien en la puerta… ¿cómo es?

Entra en el portal, ¿hay algo en las paredes? ¿algún mueble? ¿buzones?... Aunque hay ascensor, subes a pie… ¿Recuerdas algún vecino? Con tu mente puedes saludarle, sonreír, ser amable… Ya estás en la puerta de tu casa. ¿Cómo es? ¿Recuerdas el sonido del timbre? Entra y cierra la puerta. Recorre las habitaciones de tu casa… El salón… ¿qué muebles tiene?... ¿Qué se ve desde su ventana? ¿Y la cocina? (vamos recordando las distintas estancias de la casa, excepto su habitación… dejando espacios de silencio para que puedan imaginar)

Entra en tu habitación… ¿dónde está la cama? ¿Qué otros muebles hay? ¿Cómo está decorada?... Túmbate en la cama para descansar… Respira con calma…

Sigue respirando tranquilamente y escucha la música mientras lo haces…

 

Comenzamos nuestro momento de oración de la mañana, con esta oración con la que queremos contar a Jesús qué sentimos por nuestros amigos. Una persona lee la oración y nos unimos todos repitiendo la frase en mayúsculas… Después podemos repetir una frase o una idea con la que nos hemos quedado y, para terminar, podemos decir en voz alta los nombres de nuestros amigos y rezar unidos el Padrenuestro

 

¡GRACIAS, DIOS, POR SER NUESTRO AMIGO!

 

Padre Dios, ¿sabes algo?

Tengo muchos amigos

y me encantaría que los conocieras.

Jugamos juntos, nos divertimos,

y aprendemos cosas nuevas cada día.

A veces, también nos enfadamos,

pero siempre terminamos perdonándonos,


porque somos amigos de verdad.

 

¡GRACIAS, DIOS,

POR SER NUESTRO AMIGO!

Me han dicho

que Tú también perdonas siempre.

¡Eres el mejor en perdonar!

 

¡GRACIAS, DIOS,

POR SER NUESTRO AMIGO!

Gracias, Dios,

por quererme tanto

y por cuidarme siempre.

¡Eres un Padre estupendo!

 

¡GRACIAS, DIOS, POR SER NUESTRO AMIGO!