Miércoles 23 de abril de 2025

 ¡Buenos días! Antes de comenzar la oración de la mañana, es buen momento para situarse en el medidor emocional... ¿Cómo te sientes hoy?

Comenzamos con la alegría de poder gritar: ¡Aleluya! ¡Jesús ha resucitado! Proponemos hoy, como oración de esta mañana, una lectura adaptada del evangelio del domingo, Domingo de Pascua. Abrimos nuestro corazón para escuchar la lectura.

 

LECTURA: EL SEPULCRO VACÍO (cf. Jn. 20, 1-9)

Habían pasado tres días desde que Jesús murió. Y una mañana, tan temprano que aún era de noche, María Magdalena fue a donde lo habían enterrado. Iba como a veces van las personas al cementerio, para rezar, para despedirse de su amigo, para llorar un poco porque estaba triste. Pero Jesús no estaba enterrado como enterramos hoy a las personas. En su época los ponían como en unas cuevas que llamamos sepulcros, y la puerta del sepulcro era una roca enorme muy pesada y difícil de mover.

Al llegar, María vio que esa losa del sepulcro de Jesús estaba apartada. Le dio un susto tremendo, y como no sabía si entrar o qué hacer, se fue a buscar a otros amigos de Jesús. Al llegar donde estaban Pedro y Juan, dos de sus mejores amigos, les dijo: «Creo que alguien se ha llevado el cuerpo de Jesús a algún sitio que no sabemos» (porque ella aún no se imaginaba que Jesús pudiera estar vivo).

Los dos amigos de Jesús empezaron a correr. Juan, que era más joven y estaba más delgado, iba muy rápido. Juan miró desde la puerta, y se quedó sorprendido porque las vendas con las que habían envuelto el cuerpo de Jesús estaban tiradas en el suelo. Cuando llegó Pedro se atrevió a entrar, y vio las vendas en el suelo y otra tela con la que habían cubierto la cabeza de Jesús, bien doblada. Juan entró también. Y allí empezaron a comprender lo que había pasado. Sintieron que nadie se había llevado el cuerpo de Jesús a otro sitio, sino que estaba vivo. Y por fin entendieron lo que algunas veces les había dicho de que al final resucitaría. Por eso empezaron a sonreír, contentísimos.

 

  

María se sentía muy triste, porque pensaba que no iba a volver a ver a Jesús. ¿Qué pensaría cuándo no lo vio en el sepulcro? ¡Se dieron cuenta, tanto ella como Juan y Pedro, de que Jesús había Resucitado!

Para los amigos de Jesús, la Resurrección es muy importante porque es saber que la última palabra, siempre la tiene el Amor del Padre. Por la Resurrección se sintieron felices.

También nosotros, los cristianos, por la Resurrección sentimos alegría… Por la Resurrección, sentimos que el mundo se llena de color.

Vamos a cerrar los ojos y a imaginar que dibujaríamos en un papel si nos pidieran representar la alegría… ¿Qué colores pondríamos?

 Escuchamos la canción:



Terminamos este momento de oración rezando PADRENUESTRO…