Lunes 5 de mayo de 2025
¡Buenos días! Antes de comenzar la oración de la mañana, es buen momento para situarse en el medidor emocional... ¿Cómo te sientes hoy?
Ayer celebramos el día de la
Madre, seguro que fue un día muy especial en el que pudimos dar gracias a Dios
por todas nuestras madres. Hoy en nuestra oración las vamos a tener muy
presentes…
Ayer también fue el III Domingo
del tiempo de Pascua, y en el Evangelio, Jesús volvió a aparecerse a sus
discípulos para que ellos fueran testigos directos de su resurrección. Relájate,
cierra los ojos y antes de escuchar la lectura, ponte en el lugar de Pedro.
También se puede ver en el siguiente enlace:
Un día estaban juntos Pedro,
Tomás, Natanael, Santiago, Juan y otros dos amigos de Jesús. Aún no sabían bien
qué hacer, ahora que Jesús ya no estaba con ellos. Entonces a Pedro se le
ocurrió: «Me voy a pescar» –porque ellos, antes de conocer a Jesús, habían sido
pescadores–. A todos les pareció muy buena idea y se fueron con él. Pasaron
toda la noche intentando pescar, pero fue un desastre, porque no picó ni un
solo pez.
Ya al amanecer vieron a
alguien en la orilla. Era Jesús, pero ellos no lo sabían. El hombre de la
orilla les dijo:
– ¿Habéis pescado mucho?
– ¡Nada! –le respondieron.
– Pues echad las redes al
otro lado y ya veréis.
Lo hicieron, y pescaron tanto
que no tenían fuerza ni para sacar las redes del agua. Entonces Juan le dijo a
Pedro: «Yo creo que ese es Jesús».
Y Pedro se puso tan nervioso
que se tiró tal y como estaba al agua y echó a nadar hacia la orilla, mientras
los demás acercaban la barca.
Cuando llegaron a la orilla,
el hombre había preparado una hoguera, y los invitó a asar algo del pescado que
habían conseguido, y se pusieron a comer juntos. Como no les decía que era
Jesús, ellos tampoco sabían si preguntarle. Era porque ahora que estaba
resucitado, Jesús parecía un poco distinto. Pero, comiendo juntos, se acordaban
de la última cena, y estaban seguros de que era él. Al acabar de comer, Pedro y
Jesús se fueron a pasear juntos. Pedro tenía muchas ganas de hablar a solas,
pues todavía se sentía fatal porque, cuando detuvieron a Jesús, él lo había
abandonado, y quería pedirle perdón. Pero antes de que pudiera empezar a
hablar, Jesús le preguntó: «Pedro, ¿tú me quieres?». Y él le contestó que sí.
Entonces Jesús le dijo: «Pues cuida bien de mis amigos». Pedro se sintió
fenomenal, al ver que, a pesar de todo, Jesús seguía confiando en él.
Pero Jesús le volvió a preguntar: «Pedro, ¿me quieres?». A Pedro le pareció un poco raro, pero respondió lo mismo, que sí. Y otra vez Jesús le dijo: «Pues cuida bien de mis amigos». Entonces se lo volvió a preguntar por tercera vez. Ahora Pedro se sintió un poco triste, porque se acordaba de que también había negado a Jesús tres veces. Y contestó, con mucha pena: «Señor, tú sabes todo. Tú sabes que te quiero». Entonces Jesús le dijo: «Mira, Pedro, te encargo que cuides de mis amigos.
Y sé que lo harás bien. Has
aprendido muchas cosas desde que eras joven. Antes pensabas que tú podías
hacerlo todo. Ahora ya sabes que tienes que dejar que otros te acompañen y te
guíen también a ti. Antes tenías miedo. Pero sé que en el futuro estarás dispuesto
a recorrer el mismo camino que yo, hasta dar la vida». Pedro se emocionó mucho,
porque comprendió que Jesús lo había perdonado.
REFLEXIÓN:
Pedro
se debió sentir muy mal cuando traicionó a Jesús. Además, se quedó con las
ganas de pedir perdón a Jesús, pero después de esta conversación, se puso
contento porque se dio cuenta de que Jesús le había perdonado.
Piensa
en una situación en la que hayas hecho algo mal o hayas metido la pata con
alguien o en la que te escondiste en vez de ayudar a alguien que te necesitaba.
Recuerda si pediste perdón y da gracias por el perdón que nos regalan las otras
personas y por el perdón que nos regala Dios.
Terminamos
este momento de oración rezando juntos: Padrenuestro…