Lunes 23 de junio de 2025

 ¡Buenos días! Antes de comenzar la oración de la mañana, es buen momento para situarse en el medidor emocional... ¿Cómo te sientes hoy?

¡Buenos días y feliz semana! Nuestra oración de hoy está dedicada al evangelio de ayer, festividad del Corpus Christi. En ella celebramos que Jesús se quedó con nosotros en el pan y el vino, en la Eucaristía. Podemos hacer una lectura adaptada del evangelio de ayer o lo podemos ver a través del siguiente enlace: 



Mucha gente buscaba a Jesús porque necesitaban su ayuda, y le seguían. Así que cuando Jesús y los demás llegaron al sitio al que iban, se encontraron a muchísima gente esperándoles. A Jesús le dieron pena, porque necesitaban su cariño. Así que, en lugar de descansar, pasó el día atendiéndolos. Curaba a unos, acariciaba a otros, hablaba con otros más…

Ya se estaba haciendo tarde y los amigos de Jesús vinieron a decirle: «Oye, Jesús, manda a todos estos a su casa, o al pueblo, porque aquí no hay cena para todos». Jesús los miró un poco disgustado, y entonces les dijo: «¿Y por qué no les dais vosotros de comer?» Ellos dijeron: «Es que con lo poco que hay –cinco panes y dos peces– no es suficiente para todos». Pero Jesús dijo que le trajesen lo que había y que la gente se sentase en la hierba. Entonces bendijo la comida y la fue partiendo, y dándosela a sus amigos para que la repartieran. Y al repartir y compartir hubo de sobra.

 

 

Jesús está pendiente de lo que necesitan quienes están a su lado. ¿Lo estamos nosotros también? Ahora que llegan las vacaciones de verano seguro que pasaremos más tiempo jugando con los amigos que durante el curso. En la piscina, en el pueblo…, a todos los lugares a los que vayamos encontraremos amigos con los que estar, jugar y compartir. Que nosotros también estemos pendientes de las personas con las que nos vamos a encontrar estas vacaciones. Que tratemos de ayudar, como lo hace Jesús.

 

Terminamos haciendo juntos la siguiente oración. Una persona lee la oración y el resto nos unimos leyendo juntos la frase en mayúsculas.

 

 

GRACIAS, SEÑOR,

POR ENSEÑARME A AYUDAR.
A mirar a los demás con cariño,
aunque yo también tenga mis cosas.
A pensar en cómo hacer felices a otros.


GRACIAS, SEÑOR,

POR ENSEÑARME A AYUDAR.



Porque cuando me doy a los demás,
pasan cosas bonitas y grandes.
Porque tú me enseñas
que también yo puedo cambiar el mundo.


GRACIAS, SEÑOR,

POR ENSEÑARME A AYUDAR.

Gracias, Señor,

por mostrarme

que yo también puedo

ser capaz de hacer cosas increíbles

al dedicarme a los demás.