Lunes 15 de septiembre de 2025

 ¡Buenos días! Antes de comenzar la oración de la mañana, es buen momento para situarse en el medidor emocional... ¿Cómo te sientes hoy?

¡Buenos días! Ya estamos en la segunda semana del curso. Poco a poco nos vamos adaptando a la rutina del tiempo escolar. Reencontrándonos con los amigos y compañeros…, descubriendo las diferencias que nos hacen distintos pero que, juntos y sumando, nos hacen a todos ser mejores y más importantes…

Hacemos nuestra oración de esta mañana con este texto del evangelio adaptado:

Cerramos los ojos y respiramos profundamente antes de comenzar a escuchar la lectura, para prestar toda la atención posible.

Jesús, un día, para explicarles cómo nos quiere Dios, les contó esta historia:

«Un hombre tenía dos hijos. El más pequeño le dijo: ‘Papá, quiero que me des ya todo el dinero que voy a heredar cuando te mueras. Porque quiero tenerlo y disfrutarlo ahora’. El padre se lo dio.

El hijo se marchó y después se olvidó de su padre y de su hermano. No llamaba a casa, ni escribía, ni respondía al teléfono cuando intentaban contactar con él. Se rodeó de malas compañías, y poco a poco fue gastándose todo el dinero en fiestas y caprichos.

Entonces hubo una fuerte crisis económica. Y el hijo se dio cuenta de que se le había acabado el dinero. Los amigos le dieron la espalda, porque solo le querían por el dinero. Y tuvo que buscar algún trabajo. Pero solo encontró alimentando cerdos en una granja. Y pasaba tanta hambre que hasta las bellotas de los cerdos quería comer. Entonces se acordó de la casa de su padre, y pensó: ‘Voy a volver, y voy a decirle que me he equivocado, que me acepte como un trabajador más…’

Y volvió.

Su padre todos los días miraba a la calle, con la esperanza de que apareciese. Y en cuanto lo vio a lo lejos, echó a correr y lo abrazó. El hijo ni siquiera pudo decir lo que tenía preparado, porque el padre le hizo entrar en la casa, volver a su habitación, y preparó una fiesta para él.

Cuando el otro hermano llegó a casa y se enteró, se enfadó mucho y no quería entrar. Entonces el padre salió y le dijo ‘¿No te alegras de que haya vuelto tu hermano?’ Pero él estaba molesto, y se lo dijo: ‘Mira, papá. Yo me he quedado cuidándote, contigo, siempre, y nunca me has hecho una fiesta. Y ahora que llega ese mal hijo y hermano, fíjate qué bien lo tratas’.

El padre le contestó: ‘Hijo, ¿no te das cuenta de que todo lo mío es tuyo? Tú siempre has estado conmigo. Yo te quiero muchísimo, os quiero muchísimo a los dos; solo que no te has dado cuenta… Alégrate por tu hermano, hombre, porque estaba caído y se ha levantado. Estaba perdido, y lo hemos encontrado’».

 


Podemos verla también en este enlace: 



Así nos quiere Dios, no quiere que seamos perfectos, sólo que nos esforcemos en ser mejores… ¿Qué puedo mejorar en mí? Aunque me resulte difícil, Dios siempre va a estar conmigo, porque me ama. 

Proponemos que una persona lea la oración y todos nos unamos a ella repitiendo en voz alta la frase en negrita:


Gracias, Padre Dios, porque me has hecho tu hijo,

y cada día me regalas una nueva oportunidad.

PADRE DIOS, QUEREMOS VIVIR EN TU AMOR


Gracias porque me cuidas con cariño de Padre

y nunca me dejas solo.

PADRE DIOS, QUEREMOS VIVIR EN TU AMOR


Dame tu fuerza para ser buen hijo, como Jesús,

y ayúdame a reflejar tu amor en lo que digo y hago.

PADRE DIOS, QUEREMOS VIVIR EN TU AMOR


Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre,

por los siglos de los siglos. Amén.