Viernes 26 de septiembre de 2025

 ¡Buenos días! Proponemos, antes de la oración, dedicar unos instantes a relajarnos para prestar atención plena a la oración que vamos a rezar después.

 

Hoy proponemos relajarnos a través de la respiración y la escucha.

“La relajación es la puerta para la interioridad y la oración, encuentro con Dios”

Podemos poner música pinchando en el siguiente enlace: 

 


Les invitamos a estar en silencio. Si en el lugar en el que estamos hay posibilidad, nos tumbamos boca arriba. Si no la hay, simplemente nos sentamos cómodamente, cerramos los ojos y respiramos profundamente 3 veces por la nariz. Imagina que estás caminando y encuentras la puerta de un jardín muy especial... Es tu jardín secreto... Abres la puerta y entras... Hay flores de muchos colores: rojas, amarillas, azules... Huele muy bien... El sol brilla suavemente y sientes una brisa fresquita... Te sientas en este jardín tan bonito... Aquí te sientes muy tranquilo y feliz... Respira hondo y disfruta de tu jardín secreto... Todo está en paz...

Disfruta un poco más de tu jardín mientras respiras tranquilo... Poco a poco sales de tu jardín secreto…

En este clima de silencio, les invitamos a escuchar los sonidos de nuestro alrededor (podemos abrir las ventanas para percibir sonidos de fuera del colegio) Les llamamos la atención sobre ellos

 

Muy despacio, mientras suena la música, les indicamos:

 

El silencio es muy importante para poder escuchar a los demás y sobre todo a Dios, y descubrirle en todos los rincones, y así poder hablar tranquilamente con él, dándole las gracias, pidiéndole perdón o que nos ayude o simplemente hablar del día que hemos tenido. Muchas veces hay que escuchar los sonidos de nuestro alrededor, o de la naturaleza para encontrarnos con Dios.

Estar en silencio también es muy importante, por lo que antes de rezar a Dios y de estar con Él hay que hacerlo, para que nos escuche y nosotros le escuchemos.

 

Les invitamos a hablar con Dios mientras suena la música, en un clima de silencio y relajación

Mantenemos la música unos minutos y al terminar la audición, preguntamos:

 

¿Cómo nos hemos sentido al escuchar la música? ¿Relajados? ¿Tranquilos? ¿Alegres? ¿Tristes? ¿Hemos imaginado algo? ¿Os ha gustado estar en silencio?

 

Les invitamos, si quieren, a compartir su oración.

Terminamos rezando juntos… Padrenuestro…